Celebramos los católicos nacionales este día el llamado “día de la libertad religiosa” por ser el aniversario de la organización jurídica de la Iglesia Católica brasilera en 1945 de parte de quien fuera hasta ese momento Obispo titular de Maura nuestro amado fundador San Carlos Duarte.
“Delante del Santísimo Sacramento expuesto ante los fieles, conmemoré el aniversario de mi excomunión (de la Iglesia Católica Romana) con un Te Deum en acción de gracias por los beneficios que me trajo a mí, a Brasil y al mundo esta excomunión. Es que entre mi conciencia de Obispo católico y los dictámenes del papado se había abierto un abismo imposible de pasar y la verdad del cristianismo no puede estar de los dos lados o el papado esta con la verdad del Evangelio y yo en el error, o entonces yo estoy con los evangelios y el papado apartado de ellos. Soy brasilero y Obispo católico y por tanto, soldado de Cristo y del Brasil. Por Cristo y por el Brasil estoy dispuesto a hacer todo a sacrificarlo todo inclusive mi vida y mi honor….sabrán disculparme por durante tanto tiempo haber silenciado los errores de la Iglesia Romana” (Luta, año II, N°6 pagina 4, 1948)
Con estas palabras el gran luchador por la libertad e igualdad religiosa, hacía frente a la pretendida “sanción” que el entonces Pío XII Obispo de Roma y Jefe del Vaticano, le impusiera y que para él y para todos nosotros significara el gozo de vernos libres del yugo de una Iglesia-Estado que durante tantos siglos ha utilizado la opresión como manera de evangelizar. No hay ningún “vicario de Cristo” en la tierra y mucho menos “infalible”: creemos y estamos dispuestos a dar la vida si es preciso, por la fe católica: esto es el Credo y los postulados de los siete primeros concilios de la Iglesia Católica indivisa. Damos gloria al Pontífice de la nueva alianza, nuestro Señor Jesucristo, reafirmamos que la autoridad plena de la Iglesia está en los concilios y no en ningún hombre solamente, y de la mano de María Inmaculada seguimos andando el camino que nos marcara nuestro padre San Carlos Duarte, hasta que el Divino Redentor se manifieste en su gloria.
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