La concepción de “Iglesia Nacional” no es política sino que surge del origen mismo de la Iglesia Católica. Luego de la Ascensión de Jesús a los Cielos y una vez que el Espíritu Santo vino sobre los santos Apóstoles y María Santísima el día de Pentecostés, éstos comenzaron la tarea evangelizadora por el mundo conocido, organizando Iglesias en diversos pueblos y lugares. Cada Obispo, delegado y ordenado por los Apóstoles, muchas veces elegido por las comunidades cristianas primitivas, formaba una célula que dio origen a las actuales diócesis y eran autónomas, pero mantenían unidad de doctrina y fe con las demás Iglesias por medio de los Concilios. (Primera parte)
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