martes, 5 de enero de 2010

6 DE ENERO EPIFANÍA DEL SEÑOR

Antes de culminar el tiempo litúrgico de Navidad –que será con el Bautismo del Señor- la fiesta de los Santos Reyes narrada en las Escrituras es la llamada “Epifanía” término griego que significa “manifestación”. Ciertamente para la Iglesia Católica de Oriente (ortodoxos) tiene casi más relevancia que la Natividad misma, en cuanto este misterioso encuentro de la Sagrada Familia con los visitantes de Oriente, está expresando justamente la manifestación de Nuestro Señor Jesucristo no ya solo a los judíos, sino a todos los pueblos del orbe y por eso es reconocido y adorado y recibe esa adoración como Dios y como Rey. Los dones que le presentan son expresión clara de esa doble naturaleza que los magos se inclinan a reconocer y así , el incienso –propio de los antiguos para ofrendar a lo divino- y el oro -riqueza asociada a la realeza, le son presentados. La mirra anuncia los agudos dolores que el santísimo Niño padecería por la humanidad. Cuánta dicha la de estos visitantes que tuvieron delante de sus ojos el Verbo hecho carne y a su Madre Inmaculada junto al bienaventurado san José. Qué llamado de atención para aquellos que aún hoy por mero capricho no reconocen el mesianismo de Nuestro Señor Jesucristo. Es la fiesta en la que se nos invita a adorar y a ofrendar nuestra nada a los pies de Aquel que lo es todo y por quien fueron hechas todas las cosas.

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