miércoles, 25 de marzo de 2009

24 DE MARZO DÍA DE LA MEMORIA NACIONAL

A 33 años, recordamos el nefasto 24 de marzo de 1976 en que fueron usurpados los más altos Poderes Constitucionales por traidores sedientos de sangre e intolerantes que con un pretendido “amor a la Patria” instauraron el terror, la tortura y la muerte. También nosotros fuimos víctimas de ese horror –un mes antes de irse los “héroes” nos quitaron arbitrariamente nuestro Registro de Culto, que al día de hoy seguimos reclamando. El amor que Cristo nos enseñó con su propio ejemplo, nos hace perdonar e invitar a todas las personas de buena voluntad a perdonar a estos personajes, pero el compromiso con el Evangelio de Cristo nos invita a no olvidar a todos y todas los que sufrieron, los que quedaron y los que aún no han sido encontrados. Esos mismos uniformados, despojando del poder legítimo encarnado en la entonces Excelentísima Señora Presidenta de la República Doña María Estela Martínez viuda de Perón, ciertamente han dado cuenta de sus actos ante la justicia de este mundo y fueron hallados culpables; solo Dios sabe que extraños “artilugios” legales los indultaron pero se enfrentarán ante Aquel al que recibieron en la Hostia Santa y frente al cual quedará al descubierto tanto odio y tanta miseria. Invitamos a todas las personas a reflexionar para que NUNCA MÁS suceda la indiferencia, el “por algo habrá sido” o la justificación del odio entre ciudadanos. Somos la Iglesia de Jesucristo, estamos llamados a la misericordia y por eso rezamos por los que se fueron de uno y de otro lado, por víctimas y victimarios y por la conversión del corazón de estos lobos sedientos de sangre que aún hoy se jactan de haber servido a la Patria. Miramos con la mirada de María Santísima a las Madres con su pañuelo blanco y les acercamos nuestra palabra y testimonio de Iglesia que lucha por una Argentina mejor. Nadie mejor que ellas representan la lucha contra los opresores y a los argentinos desgarrados por la dictadura. La democracia nos da a través de la Constitución las armas para seguir construyendo esta gran Nación forjada por VERDADEROS hombres como fueron San Martín, Belgrano y otros muchos. A la memoria de los hombres y mujeres que hicieron la Patria de los otros y otras que cayeron en la última dictadura ofrecemos el único sacrificio agradable a Dios: la Santa Misa.

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