viernes, 20 de marzo de 2009

NUESTRA SUCESIÓN APOSTÓLICA

Dom Carlos Duarte Costa fue consagrado Obispo el 8 de diciembre de 1924 para la Diócesis de Botucatú. recibió la Consagración de manos del Cardenal Sebastián Lême da Silveira Cintra.(cfr. Anuario Pontificio) En 1945 se separó de la Iglesia Católica Romana y, sin perder su condición de Obispo, consagró el 8 de diciembre de 1946 a Dom Antidio José Vargas para la Diócesis de Lages en la ICAB el cual el 25 de abril de 1964 consagró a Dom Luigi Máscolo para la Diócesis de San Pablo; el cual el 6 de julio de 1972 consagró a Mons. Leonardo Morizio Domínguez para Buenos Aires; el cual el 22 de mayo de 1980 consagró a Mons. José Eugenio Tenca Rusconi como su Auxiliar; el cual el 8 de diciembre de 1995 consagró a Mons. Luis Bergonzi Moreno como su Auxiliar y actual Arzobispo Primado de la ICAA no romana.
Queda así demostrada con toda claridad y certeza la Sucesión Apostólica que entronca con la de su Santidad el Papa Clemente XIII y es la llamada “sucesión Rebiba” que tienen casi todos los Obispos Católicos Romanos de nuestro país.
Es digno mencionar que cuatro de estos Obispos fueron ordenados Presbíteros en la Iglesia Católica Romana.
De los ocho que consagró san Carlos Duarte el único con vida es nuestro amado Patriarca Dom Luis Fernando, Obispo de Brasilia y dos de ellos, Dom Salomón Ferraz murió en comunión plena con la Sede de Roma, recibido por el Papa beato Juan XXIII, CASADO, con hijos y que participó como Padre Conciliar en el Vaticano II. El otro fue Dom Arce Moya. A ninguno de los dos se les volvió a “repetir” el Sacramento del Orden, lo que habla a las claras de la validez de nuestras Ordenaciones y por ende de los Sacramentos.
Quien podría decir o poner en duda que los Obispos y Sacerdotes ordenados por Mons. Lefebvre no son tales? De hecho el Papa Benedicto XVI les ha levantado la pena canónica que pesaba sobre ellos sin siquiera sugerir que su Ordenación es inválida. En tanto Mons. Lefebvre y Mons. Duarte Costa técnicamente cismaron, las Órdenes administradas por ambos son indiscutiblemente válidas.

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